Sería mágico realmente poder comprar las soluciones. En esa línea, de que un producto nos solucione los problemas podemos pensar que pronto podremos relajarnos…
Nada mas alejado de la realidad. Estamos bombardeados con opciones por las redes gracias al famoso algoritmo, que nos ofrecen lo que “necesitamos” y vamos perdiendo elaboración propia de las decisiones.
Hoy es fácil, rápido y seguro cotizar, comprar y recibir cualquier artefacto o insumo en tiempos muy cortos. Pero el verdadero desafío está en los criterios para manejar esa enorme cantidad de posibilidades
Pero es crucial enfocarnos. Analizar y luego generar diagnósticos, concretos. La información que podamos manejar en la elaboración de diagnósticos puede arrojar crudas verdades, pero es el primer paso hacia la evolución o desarrollo.
El sistema debería irnos marcando las necesidades de inversiones, pero solo si podemos hacer evolucionar al mismo ritmo el resto de las variables. Por ejemplo, la capacitación, la eficiencia, la escala, los protocolos, etc.
Siempre que hacemos compras o inversiones podemos ilusionarnos con las virtudes y el placer que nos dará esa incorporación, pero es muy frecuente que tengamos mucho margen de aplicación de tecnologías de procesos no resueltas. Pero estas tecnologías de procesos no son algo palpable, no van a formar parte del inventario, por lo cual se vuelve mas vidriosa la medición de esas tecnologías, y por lo tanto hay cierto resquemor a implementarlas.
A veces de por sí vienen aparejadas unas y otras, cómo puede ser un software de gestión, por ejemplo. Necesitamos ordenarnos, alinearnos para implementar ese software.
En el caso de la ganadería, que maneja tanta cantidad de variables, que se solapan camadas o entradas de hacienda permanentemente, permite avanzar con la necesidad de tener mayor cantidad de información con algún grado de procesamiento, para luego volver a volcarla al ruedo y que procesos e información se vayan retroalimentando.
No hay insumo que reemplace o sustituya los buenos procesos, pero la armonía entre ambos es imbatible.
Podemos incorporar tecnología en agricultura, ver softwares que analizan capas de años, fotos satelitales, índice verde, y muchas cosas más, pero si no hay una coherencia con el resto de las variables, no va a poder expresar todo el potencial de esa tecnología.
En ganadería es más complejo. Producimos menos kg o menos toneladas que en agricultura. Por lo cual estamos mucho mas “atados” a los procesos. Necesitamos ajustar mayor numero de variables que están con mayores incertidumbres, pero al contrario de desanimarnos, esto nos plantea un desafío sumamente interesante.
La tecnología abre cantidad de posibilidades, de supervisión, de control, de registros. Pero debemos dar el paso de no caer en la obnubilación de qué podemos hacer con esa tecnología, a si realmente lo vamos a hacer y mantenerlo en el tiempo, y cómo lo vamos a complementar con lo que veníamos haciendo hasta ese momento.
¿Quién se va a encargar? ¿Qué soportes tendremos? ¿Cómo evaluamos los resultados?
A veces nos dejamos caer en la sensación de que por alguna implementación cambiamos de estatus tecnológico. Cuidado. La practicidad no es algo negociable en este punto.
La evolución de la empresa debe ser en conjunto. Si elegimos mal el camino desperdiciamos recursos y atentamos contra la eficiencia por incorporar tecnologías que se vuelven solo un impulso pasajero, volviéndose obsoletas antes que logren expresar todas las virtudes.
Todos los involucrados debemos estar al tanto y saber el alcance de la nueva incorporación, pudiendo con la misma inversión llegar a un nivel óptimo de eficiencia de uso del bien o tecnología adquirida.
La incorporación de tecnologías de insumos puede o suele generar resistencias entre nuestros equipos. Es natural, pero debemos apoyar ese avance con la capacitación suficiente para que el temor a lo desconocido nos paralice o nos afecte.
Las cámaras de videos, por ejemplo, a veces expone malos hábitos, debemos lograr los beneficios con tacto, no un mero elemento de control, lo que está mal lo está con o sin cámaras. La cámara por si sola no rompe o atenta el clima, solo expone situaciones que estaban mal. Pero debemos cuidar los acuerdos internos de la empresa, mantener la humanidad en nuestros actos y también contemplar cuestiones de nuestra idiosincrasia.
Evolucionar nos permite desarrollarnos como personas, como equipo, como empresa. Podemos solo incorporar tecnología o bien plantear los desafíos de la incorporación cómo un nuevo incentivo a mejorar los procesos de cada eslabón productivo. La inversión es similar, los resultados son diferentes.
Es clave saber para dónde podemos crecer en este aspecto. Investigar los últimos desarrollos en cada área, hablar con usuarios que ya lo implementaron, definir las necesidades a cubrir pueden hacer menos traumáticos estos cambios.
Las tecnologías ya sean de insumos o de procesos que incorporamos deberían surgir de un plan, para que tenga una secuencia lógica.
Empezar por lo de mayor impacto, para esto hay que lograr una gestión del tema, no podemos concebir el hecho que nos vendan soluciones a problemas que no tenemos dimensionados por nuestra cuenta y no solo por el discurso o desarrollo de un vendedor. Esa gestión es interna, aunque podamos complementarnos con los departamentos técnico-comercial de las empresas que nos rodean.
Autor: Lic. Luciano Burcaizea