¿Tenemos definido un modelo de producción ganadera?

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La forma de producir entre agricultores suele ser, en general, más homogénea entre sí, en cambio entre ganaderos o empresas mixtas, es muy variada. Aún entre provincias e inclusive entre zonas, cada productor ganadero le pone su propia impronta a la empresa que integra. Empresas de mayor envergadura es cierto que difieren menos entre sí, pero entre pequeños y medianos productores pecuarios la brecha productiva y tecnológica suele ser muy amplia.

En muchos casos son empresas que han ido mutando, de una ganadería pastoril previa a la siembra directa, con alfalfa, verdeos y rastrojos a la ganadería que hoy conocemos, más confinada, liberando hectáreas de alta producción a una agricultura más rentable.  Nos llevó años de discusión que iba a ocurrir con las instalaciones que se dejaban sin uso, mangas, corrales alambrados, o incluso casas de operarios como puesteros que ya no necesitaban en el nuevo esquema.

Entre los sistemas más conservadores, más pastoriles, por zona o por elección, y los más tecnificados, más intensivos existe una variedad increíble. Explotaciones vecinas, o incluso dentro de un mismo grupo Crea puede haber una variedad de sistema super contrastante.

Pero esto no es ni malo ni bueno, pero si merece saberlo, ya que cuando como sector podríamos marcar necesidades comunes, es muy difícil, no estamos acostumbrados a tener demandas similares, ya que, de por sí, somos muy diferentes, aún en la misma actividad.

Nos cuesta enormemente atarnos a “un modelo” que podamos repetir año tras año, midiéndolo en determinadas variables. El productor que es su propio gerente, muy productivista y menos empresario a veces, corre todo el tiempo atrás de distintas metas, sin tener tiempo físico para juntar elementos críticos de su empresa, datos físicos, que le permitan analizar, diagnosticar y armar una planificación adecuada, de lo que quiere, y una vez transcurrido ese año productivo, si los resultados económicos, financieros y patrimoniales fueron los esperados.

Cómo dijo el genial Lewis Carroll, “si no sabes donde vas, cualquier camino te sirve”. Ya no podemos permitirnos no definir objetivos, no definir escala de producción, no planificar nuestro crecimiento.

A menudo seguimos viendo inversiones que no son armónicas con el resto de la empresa, por insuficientes, por estar sobredimensionadas o por llegar muy tarde.

Planificar el crecimiento no implica que en ritmo de crecimiento tenga que ser fijo. No. Solo es un Norte, que, si en el caso de que las condiciones económicas del rubro en cual produzco se dan, sea un crecimiento coherente con lo que el empresario desea, con lo que la empresa necesita. Un crédito por excelente que sea no puede definir la compra de una maquinaria que realmente no necesito o que no es la prioridad.

Realizar un análisis económico me podrá indicar que tan bien me “cierra” el número de una actividad en un ciclo productivo. El análisis financiero es ponerle tiempo a ese análisis económico, puedo reformular, hasta que sea coherente. Y luego puedo hacer un análisis patrimonial, generalmente puedo crecer por producción y tenencia. Pero un análisis no reemplaza a otro, o tiene más peso. Los tres son igual de importantes. Para esto debo ordenar y capacitar mi equipo para que pueda proveerme de información permanentemente.

Presupuestar un ejercicio para empresas medianas a chicas suena como una especie de utopía, pero va por ahí el crecimiento del empresario actual, ya no alcanza con producir más y mejor. Debemos ir por la renta final y la sustentabilidad, y eso requiere de hábitos empresariales diferentes.

Es más fácil y tentador usar mi tiempo como gerente de producción dentro de mi propia empresa que invertir tiempo y recursos en capacitación y asesoramiento en gestión.

La inercia de este querido país nos arroja a vivir el día a día, nos han cambiado las reglas de juego en muchas oportunidades en forma arbitraria y abrupta, por los cual tiene asidero el hecho que nos cueste planificar, pero debemos de dejar de seguir distintas “zanahorias” para enfocarnos en hacer mas eficiente lo que venimos haciendo, enfocarnos en que escala queremos tener, comunicar nuestros objetivos, para eso debemos tener un equipo comprometido, romper el molde en los sistemas de contratación de los talentos que van a acompañar al gerente o productor, capacitarnos en esta área en mas importante en los tiempos que corren que si la densidad lleva 68 mil o 70 mil plantas por ha del maíz para silo, o si ajustamos la proteína en medio punto.

El salto de productor a empresario debe ser en serio, en forma urgente, sin abandonar la producción, pero la dinámica del negocio ganadero hoy así lo requiere. 

Autor: Lic. Luciano Burcaizea

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