Las empresas modernas luchan permanentemente por el buen flujo de datos. Lograr que esos datos atraviesen las estructuras de un organigrama -a veces ni siquiera definido- en tiempo y forma, para qué, al ordenarse, filtrarse y ser presentados puedan llegar a ser información, es un desafío de lo más complejo.
Entonces debemos abrir canales, canales de comunicación. Usando la metáfora podemos agregar que cual surco en la tierra, debemos mantenerlos, sin malezas, sin deformidades, sin desmoronamiento, para que la información circule libremente.
Ahora a la metáfora la vamos a complicar más. Los datos deben circular en ambas direcciones, como una autovía. Al menos en las empresas que quieren alcanzar el éxito. Mutar a canales que tengan definidos ambos sentidos es también un gran anhelo. Para eso necesitamos en cada extremo del canal o vía de comunicación gente comprometida, capacitada y algunas cuestiones más, que dejo en cabeza del lector agregar.
No hacemos generalmente en el sector agropecuario un culto a mejorar estos mecanismos. Aún seguimos encontrando mensajes unidireccionales, rígidos, que poco tienen que ver con lo anterior.
¡La buena noticia es que hay mucho para hacer! La mala noticia es que hay equipos muy desgastados por la mala comunicación.
Lo paradójico es que comunicarnos es cada vez más fácil. Mas instantáneo. Más “on line”.
Pero, la calidad de las comunicaciones se complica, por cuestiones de tiempo básicamente, además los valores no pueden trasmitirse con un emoji por ejemplo.
Volvemos a lo mismo de siempre, no hacemos nada detectando un problema, no debemos quedarnos en el diagnóstico. Debemos ir más allá. Alguien en la empresa debe velar por estas cuestiones. Si no tenemos la figura, debemos crearla. Nada de burocracia, nada de cuestiones estancas. Si la figura no está para ser mejorada, debemos crearla, full-time o par-time. Lo que prefieran, pero que esté.
A la falta de información, que es tremendo de por sí, agrego un condimento más: ¡La información no formal desclasificada… o chisme!
El chisme, o cómo queramos llamarlo, es también un flujo de información, con algunas características:
- El flujo es discontinuo
- No va por canales formales
- Puede ser o no fidedigno
- No podemos saber donde se generó esa información
- Puede generalmente estar cargado de suspicacia
- Puede haber sido información real y fue deformándose en el boca a boca
- Es irrebatible por el modus operandi
- ¡No vas a decir que yo te dije! No hay autor
- Puede ocurrir antes que el hecho que describe…
- Embarra la cancha o incomoda personas.
- Puede ser divertido o entretener, incluso puede generar placer. Pero en el mediano plazo destruye el espíritu de equipo.
- Lo mas grave es que tiene una parte de cierto, hay una faceta de credibilidad, que lo vuelve más peligroso aún.
Ahora, ¿podemos pensar que es evitable?
Si, claro que sí, ya que eventualmente se dan estas situaciones porque hay quien lo escucha y lo consume. Y no queda ahí, lo divulga permitiendo que siga distorsionándose la información original.
Entonces, para evitar el chisme podemos:
- Definir y fortalecer los canales formales de comunicación, punto a punto, no por grupos ni con intermediarios.
- Generar confianza en líneas verticales dentro de la empresa y horizontales también.
- Comprometer a los miembros del equipo a trabajar en esto de derribar informaciones no formales paralelas, que no aportan tanto como lo que corrompen.
- Generar instancias que permitan evaluar y sugerir a los miembros del equipo mejorar la comunicación (encuestas, talleres, reuniones, consultoría, etc)
- Desvincular de la empresa (o desalentar que permanezcan en ella) a personas que no estén alineados con las políticas de convivencia o con los códigos éticos.
- Quienes tienen responsabilidades en la empresa, deben chequear con quien provee la información permanentemente hasta verificar la veracidad de la misma.
- Recurrir a medios tecnológicos, como cámaras, reloj de huella dactilar, etc. Para salir de discusiones estériles, que dejan vacíos que puedan dar lugar a este tipo de información complementaria.
Por último, quería que reflexionáramos sobre a quién afecta el chisme.
En primer lugar, a quien lo trasmite, haciéndolo perder parte de su credibilidad a cambio de una muy pequeña cuota de poder, transitoria totalmente.
Segundo, a quien o quienes se ven involucrados en esa mala información.
Tercero, a todo el equipo, porque genera divisiones o grietas que luego son tan difíciles de sanar.
Por lo cual podemos tender a generar clima agradable, positivo, motivador, pero debemos dedicar tiempo, esfuerzos y recursos para tal fin.
Sino caeremos inevitablemente en la desinformación o información defectuosa y los resultados de nuestras gestiones se verán claramente afectadas por lo expuesto anteriormente.
La comunicación debe ser eficiente, en el concepto más amplio de la palabra, precisa, elocuente. Y de la misma manera debemos analizarla, guardarla para que sea comparable, y usarla en tiempo y forma para la toma de decisiones. Eso demanda la empresa moderna. Y que pretenda ser sustentable.